Contenido creado por María Noel Dominguez
Tecnología

Agua va

La magia del Ghibli filtrado tiene sed: el lado oculto ambiental de la IA viral

Transformar una foto en una escena digna de Studio Ghibli se volvió irresistible para millones de s en redes sociales.

10.04.2025 10:40

Lectura: 3'

2025-04-10T10:40:00-03:00
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Con solo unos clics, recuerdos cotidianos adquieren la estética onírica del emblemático estudio japonés. Pero lo que parece un simple juego visual tiene un costo ambiental que muchos desconocen: el uso intensivo de recursos hídricos por parte de las herramientas de inteligencia artificial (IA) que hacen posible este tipo de transformaciones.

Medio litro de agua por imagen

Cada imagen generada por IA requiere una infraestructura tecnológica pesada, alimentada por centros de datos que albergan miles de servidores. Estos servidores, que funcionan sin descanso, necesitan ser enfriados constantemente para evitar el sobrecalentamiento. Y en ese proceso, el agua cumple un rol central.

“Generar una imagen con IA puede consumir hasta medio litro de agua”, advierte Álvaro Peña, experto en inteligencia artificial. “La gente no es consciente de lo que implica energéticamente una simple imagen; menos aún del agua que se evapora para que eso sea posible”.

El cálculo incluye no solo la refrigeración de los servidores, sino también etapas previas como la fabricación de los microchips que permiten ejecutar los complejos algoritmos de IA.

Un futuro sediento

Según estimaciones recientes de la OCDE, para 2027 la inteligencia artificial podría consumir entre 4.200 y 6.600 millones de metros cúbicos de agua por año. Es más que todo el consumo anual de Dinamarca, y representa casi la mitad de lo que utiliza el Reino Unido.

Las cifras de las grandes tecnológicas son igualmente reveladoras. Microsoft aumentó su consumo de agua en un 34 % en 2022, en parte debido al entrenamiento de modelos como ChatGPT. Google declaró un uso de entre 6 y 7 millones de metros cúbicos, mientras que Meta alcanzó los 2 millones.

María Prado, portavoz de energía y clima de Greenpeace en España, resume el panorama con una frase contundente: “En los centros de datos, el consumo de agua es altísimo”. Según explica, la refrigeración puede requerir entre 1 y 9 litros de agua por cada kilovatio hora de energía consumida, y la evaporación representa cerca del 80 % de ese volumen.

¿Texto o imagen? Todo consume

Aunque algunas herramientas de IA, como ChatGPT, se centran en texto, y otras como DALL·E o Midjourney generan imágenes, todas comparten una dependencia crítica de centros de datos y sistemas de enfriamiento. Las imágenes, sin embargo, suelen implicar un procesamiento más intensivo, lo que multiplica su impacto ambiental.

“La huella real está invisibilizada”, sostiene Prado. “Las grandes tecnológicas solo muestran una parte de la foto porque no están obligadas a publicar los datos completos”. Peña coincide: “No hay suficiente transparencia. Algunas empresas han omitido datos o directamente los han subestimado”.

Conciencia, regulación y acción

Frente a este escenario, expertos y organizaciones ambientales piden una mayor concienciación tanto del lado de los s como de las empresas. Microsoft, por ejemplo, ha prometido ser “positiva en agua” para 2030, mediante proyectos de restauración de ecosistemas y eficiencia hídrica. Pero las acciones voluntarias no alcanzan.

“Los gobiernos deben asumir el liderazgo”, exige Prado. “Se necesitan estándares obligatorios para medir el impacto ambiental de la IA, tanto hídrico como energético”. Peña es más escéptico: “No creo que se tomen medidas si no hay una crisis visible, como cortes eléctricos o problemas cotidianos. Hasta entonces, seguiremos decorando el apocalipsis con filtros bonitos”.

En base a EFE