En el Consejo de Ministros de este martes se sabrá quién sucederá a Cecilia Cairo al frente del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial.

Esa información fue brindada el sábado pasado por el presidente Yamandú Orsi, luego de participar en Soriano en los actos por el Bicentenario del Desembarco de los Treinta y Tres Orientales, en su primera aparición pública desde que se supo que la exministra tenía abiertas varias irregularidades en el inmueble en el que vive con su familia, en la zona de Pajas Blancas.

Cairo presentó su renuncia el jueves a última hora y dio a conocer su alejamiento el viernes de mañana con un posteo en sus redes sociales.

En la tarde de ese día, desde Presidencia se comentó de manera informal a varios medios de comunicación que su sucesora sería Tamara Paseyro, quien actualmente se desempeña en la cartera como directora nacional de Integración Social y Urbana. Le preguntaron al respecto el sábado al presidente Yamandú Orsi, y él eludió la confirmación. Afirmó, en cambio, que para ese puesto hay varios nombres.

Con respecto a la renuncia de Cairo, Orsi comentó que el episodio no es grato, pero valoró que se pudo resolver de la manera correcta.

Hablando en rueda de prensa, dijo que aprecia mucho a Cairo, pero sostuvo que la política “es así”. Cuando lo consultaron sobre si habría tomado la decisión de remover a la exjerarca en caso de que ella no hubiera renunciado, Orsi dijo que no quería hacer especulaciones.

Orsi no quiso profundizar sobre el motivo de la renuncia de Cairo, es decir, la situación irregular de su vivienda que se conoció el martes a partir del programa La pecera de la radio Azul FM.

“Es una irregularidad que trajo las consecuencias que trajo; no hay nada más para añadir”, dijo el mandatario.

La politóloga Fernanda Boidi comenzó su análisis con En perspectiva sobre qué generó la crisis del ministerio. “El disparador de esta situación no es la situación de irregularidad, sino la noticia que la hace pública”. Es decir, la investigación periodística que pone esto sobre la mesa. “Porque el hecho existía; hace décadas que existía esa situación de irregularidad”, planteó, y sumó: “Entonces, lo que sucede es un hecho de investigación periodística que pone esto sobre la mesa”.

“El asunto es: ¿Cómo se da esto? ¿Cómo llega una persona que está en irregularidad, en incumplimiento, justo respecto de su vivienda, a ocupar el cargo de ministra de Vivienda del país, que es el cargo más alto en relación con todo lo que tiene que ver con la temática en el país?”, planteó.

Ante esas preguntas, Boidi apuntó a “dos posibles lecturas” del asunto, y acotó: “Las dos son problemáticas, son preocupantes”.

La primera lectura, según Boidi, es que hubo una “impericia”. “Nadie se ocupó de chequear con ella, con su sector, sus antecedentes”, desarrolló.

Entonces, la politóloga se refirió a “una listita corta” de “qué es lo que uno tiene que chequear antes de aspirar a un cargo público o a un alto cargo de gobierno, como es un ministerio”.

“En su momento yo la escuché cuando era estudiante a César Aguilar, que contaba lo primero que le consultaba a alguien que se presentaba con intenciones de ser candidato para pedirle su asesoramiento”, relató.

Las preguntas, de acuerdo con Boidi, eran cuatro. La primera era: “¿Tu familia te banca?”. “Porque, si no, es muy difícil poder hacer una carrera política”, desarrolló.

La segunda: “¿Tenés plata?”. “Al margen del sector o el partido. Algo de finanzas personales, ya sea para renunciar a los ingresos propios o para poner en la campaña, siempre algo de plata se precisa”, detalló.

“¿Tenés espalda para bancar que hablen mal de vos?”, sería la tercera. “Porque eso va a pasar siempre, con independencia de la actuación, que puede ser, incluso, intachable”, amplió.

“Y la última es: ‘¿tenés algún muertito en el ropero?’ Es decir, ¿hay algo en lo que estés en falta, que tengas que ocultar, que te pueda estallar en la cara?”, apuntó.

Así, manifestó sobre esto último que “es básico para cualquier candidato que aspire” a un cargo. “Más en la era de la hiperinformación y la hiperaccesibilidad a la información”, amplió.

“Puede pasar, se puede haber escapado, pero es difícil. ¿Qué nos dice esto entonces de la preparación del gobierno o de la preparación de los sectores que presentan a Cairo como candidata para ocupar el puesto sobre, digamos, qué recaudo están tomando a la hora de diseñar la política pública, a la hora de poner a las personas en los cargos?”, cuestionó.

A continuación, ensayó una respuesta: “Se supone que cuando llegan ahí más o menos hay cierta certeza de que hay una instancia de revisión de antecedentes. Una hipótesis es que [en este caso] no la hubo o fue malísima”.

La segunda lectura que se podría hacer, según la experta, es desde la “impunidad”. “Es decir, que sí hubo una instancia y no importó”, describió Boidi.

“Es decir: ‘Bueno, vamos al gobierno, ponemos a quien queremos, hacemos lo que queremos’. Esa fue la primera reacción del gobierno, decir: ‘Es un tema privado, la apoyamos y va a seguir’”, Después sucedió que en dos o tres días la cosa fue creciendo y que la ministra decidió renunciar o se le pide la renuncia”, describió.

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