Se entiende por nacimiento humanizado institucional a aquel en el que se respeta a los protagonistas del proceso, acompañándolos en la toma de decisiones seguras e informadas sobre este evento vital familiar, garantizando el bienestar materno-fetal y realizando un uso racional de la tecnología.
El doctor Edgardo Castillo, profesor agregado de Ginecotocológica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República y jefe del departamento de Ginecología y Obstetricia de Casmu-Institución de Asistencia Médica Privada de Profesionales, sostiene que “el parto humanizado implica colocar a la mujer en el centro del proceso, respetando sus tiempos, su autonomía y garantizando un entorno seguro, tanto física como emocionalmente”.
El nacimiento puede producirse por vía fisiológica, correspondiente al parto, o por vía quirúrgica, mediante cesárea. La cesárea debe recomendarse únicamente cuando resulte necesaria para preservar la vida de la madre o del recién nacido, ya que al ser una cirugía mayor puede conllevar mayores riesgos de complicaciones.
“El parto es un proceso fisiológico natural que debe ser acompañado respetando los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, sin medicalizaciones innecesarias que puedan afectar el bienestar materno-fetal”, explica Castillo.
La Organización Mundial de la Salud destaca que todas las mujeres tienen derecho a vivir el parto como un acontecimiento personal significativo. Se plantea así el concepto de una “experiencia de parto positiva”, entendida como aquella que cumple o supera las creencias y expectativas personales y socioculturales de cada mujer. Esto supone brindar apoyo práctico y emocional continuo, permitir la presencia de un acompañante elegido por la gestante, y garantizar la atención de personal competente y empático.
En nuestro país, este modelo comenzó a implementarse en las maternidades años atrás, y hoy forma parte del marco normativo nacional a través del Decreto 339/019. En este sentido, la Maternidad de Casmu garantiza una atención que respeta los principios del modelo humanizado, siguiendo las recomendaciones del Ministerio de Salud Pública y reafirmando el derecho de todas las mujeres a una asistencia basada en buenas prácticas y en evidencia científica actualizada.

Foto: cedida a Montevideo Portal
“El desafío que enfrentamos hoy es atravesar este cambio de paradigma, sabiendo que toda transformación conlleva romper esquemas preexistentes. Sin embargo, el objetivo es claro: optimizar los resultados en la salud del binomio materno-fetal”, afirma el doctor Castillo.
Hasta fines del siglo XX, la atención del parto estaba centrada en el modelo biomédico, en el que el protagonista era el procedimiento en sí y la mujer era considerada una paciente pasiva. Este enfoque reducía su autonomía y aumentaba la medicalización del proceso natural de nacimiento. A partir del año 2000, comenzó a consolidarse un cambio conceptual: el parto es reconocido como un proceso fisiológico normal para la mayoría de las mujeres, promoviendo una atención que respeta los tiempos naturales y reduce las intervenciones innecesarias.
“Hoy la mujer y su familia son los verdaderos protagonistas. Nuestro compromiso es acompañarlas en cada etapa del proceso, brindando información clara, apoyo emocional y respeto absoluto por sus decisiones”, señala Castillo.
En la Maternidad de Casmu se estimula la participación activa de las madres, se garantiza el respeto por su intimidad, el derecho a la movilidad durante el trabajo de parto, la elección de un acompañante y el o inmediato con el recién nacido, promoviendo la lactancia materna precoz, independientemente de la vía de nacimiento.
Además, el departamento de Ginecología y Obstetricia cuenta con un equipo interdisciplinario de Educación Materno Infantil que acompaña a las mujeres desde el inicio del embarazo, a través de talleres gratuitos de preparación para el parto, el seguimiento en el puerperio y visitas domiciliarias posteriores, fomentando prácticas de puericultura y lactancia.
“Trabajamos para construir puentes de comunicación efectivos entre el equipo de salud y las usuarias, priorizando la atención basada en evidencia científica y en el respeto por la autonomía de las mujeres”, destaca Castillo.
En conclusión, Casmu reafirma su compromiso con un modelo de atención sanitaria centrado en la mujer gestante y su familia, que prioriza una asistencia segura, basada en las mejores prácticas y que busca evitar la vulnerabilidad que puede derivarse de la medicalización excesiva. Un modelo que reconoce a la mujer como protagonista de su propio proceso y que coloca el respeto, la empatía y la calidad asistencial en el centro de cada decisión.