Portugal volvió a las urnas este domingo y, una vez más, el resultado fue incertidumbre. El primer ministro Luis Montenegro, líder de la coalición de centroderecha Alianza Democrática (AD), ganó las elecciones anticipadas, pero no logró la mayoría absoluta necesaria para garantizar la estabilidad en el país.
Con el 32,7% de los votos, AD se impuso al Partido Socialista (PS), que obtuvo el 23,4%, y al partido de extrema derecha Chega (“Basta”), que alcanzó un histórico 22,6%. Sin embargo, la coalición gobernante quedó con 89 escaños sobre 230, lejos de los 116 requeridos para gobernar en solitario. Aún quedan por asignar cuatro bancas de las circunscripciones del extranjero, que no alterarían sustancialmente el panorama.
Montenegro celebró la victoria con sus seguidores y defendió su continuidad: “El pueblo quiere este gobierno y este primer ministro”. Pero el triunfo llega con sabor agridulce: deberá buscar apoyos o enfrentar nuevamente el bloqueo parlamentario que caracterizó su anterior mandato.
Un rechazo explícito a la ultraderecha
Aunque Chega se consolida como una fuerza determinante, Montenegro reiteró que no hará alianzas con el partido liderado por André Ventura, a quien calificó de “no apto para gobernar” y “poco fiable”. Esta postura podría complicar aún más las negociaciones para formar gobierno.
Desde su fundación en 2019, Chega creció de forma vertiginosa con un discurso centrado en la inmigración, la ética política y un nacionalismo duro. Su mensaje cala en sectores desencantados con los partidos tradicionales. “Nada volverá a ser como antes”, advirtió Ventura tras conocer los resultados.
Una elección marcada por el cansancio y la polarización
La convocatoria a elecciones anticipadas fue consecuencia directa de una polémica que salpicó al propio Montenegro, luego de que se revelara que una consultora vinculada a su familia operaba desde su domicilio. El primer ministro dimitió en marzo, abriendo el camino a estos comicios.
Durante la campaña, enfrentó duras acusaciones del líder socialista Pedro Nuno Santos, quien lo responsabilizó de “mezclar negocios y política”. Santos renunció a la conducción del PS tras la derrota y convocó elecciones internas en su partido.
“El país necesita estabilidad”, insistió Montenegro tras los comicios. Pero ni los socialistas parecen dispuestos a facilitarle el gobierno, ni Chega representa una opción viable para él. En las calles de Lisboa, muchos ciudadanos expresaron su fatiga. “¡Es demasiado! Todo seguirá igual”, dijo José Silveira, comerciante del centro histórico.
Con información de Agencias
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