Pasaron más de quince años desde que Susan Boyle se convirtiera en un fenómeno mundial gracias a su emotiva actuación en Britain’s Got Talent. En aquel 2009, la entonces desconocida escocesa de 47 años dejó boquiabiertos a jueces y audiencia con su interpretación de “I Dreamed a Dream”, demostrando que el talento no entiende de apariencias.

Oriunda de Blackburn, un pequeño pueblo en Escocia, Susan llevaba una vida sencilla antes de conquistar el escenario. Vestida de forma modesta y con un estilo desaliñado, su poderosa voz transformó el escepticismo inicial en una ovación memorable. Aunque no ganó el concurso, su carrera musical despegó con fuerza: su primer álbum vendió cientos de miles de copias en su primera semana y lideró listas en Reino Unido y Estados Unidos.

Con el paso de los años, Boyle optó por una vida más reservada, lejos del ruido mediático, aunque nunca se apartó completamente de la música. Vive en su tierra natal y se comunica ocasionalmente con sus seguidores a través de redes sociales. En mayo, sorprendió al anunciar su regreso al estudio de grabación tras seis años de pausa, desafiando los pronósticos que auguraban su retiro definitivo.

Acompañando este regreso, también llamó la atención su renovado aspecto: su tradicional melena rizada dio un paso al costado para un corte más moderno y estilizado, en tonos castaños con reflejos dorados, señal de una evolución tranquila pero firme. Boyle, a sus 64 años, demuestra que los sueños no tienen fecha de caducidad.

Con información: Europa Press